¡Bienvenido de regreso Dr. Freud!

Reflexionando sobre el término Sororidad, sin motes machistas o de violencia de género. Sino como solidaridad, apoyo, comprensión y empatía entre mujeres. ¡Freud reviviría con gusto hoy! 

La Covid-19 puso de cabeza al mundo. Nuestros mecanismos de defensa, no fueron la excepción. La tensión inicial de la pandemia y la eterna cuarentena, han dado paso a nueva especie de mujeres.

A varias… Me incluyo. Me he cachado haciendo muchas cosas de este estilo, en lugar de desarrollar el arte del acompañamiento incondicional.

Este artículo no busca ser una hoja de quejas personales por lo que yo he vivido por la enfermedad. Un día merma, después mejora, los síntomas son todo un catálogo, una caja de sorpresas. Una  compleja sinfonía de acordes. A mí, me pegó como tubo. Me veía a mi misma como una mujer sana y activa. ¡Ni madres! Tengo 54 años. Me tiró a la lona, afectando varios sistemas de mi cuerpo. 

He pasado por un calvario de altibajos desgastantes. A los que se suman la incredulidad, el juicio y la idea de que el paciente “crea en su mente” gran cantidad de sospechas sobre su salud:  irreales. 

No estoy negando la existencia de las enfermedades psicosomáticas, trastornos somatomorfos e hipocondría.  Hoy, me refiero a mujeres y hombres que hemos tenido o tenemos Covid positivo, con síntomas leves graves, o mortales.

No estamos locos, inventando, llamando la atención o queriendo descansar.

Tengo amigas incondicionales, familiares amorosos y bien intencionados. Buscan aliviarme, sin notar cómo sus miedos se cuelan en ese espacio mezclándose con los míos.  Ellos, desde su amor, tratan de brindar apoyo y cariño. De ahí nació mi inquietud por revivir a Freud. Cada persona maneja su realidad desde sus defensas. Lidia con sus batallas y sus sistemas internos. ¿Para qué? Con la finalidad de  mantener su equilibrio psicológico y darle cara a la angustia o la ansiedad. Asociadas a un peligro externo y real. Es normal y natural.

Esta clasificación que me he inventado con fines prácticos, es ilustrativa. No científica. Además, a veces la ironía es un camino para llegar. Quiero mostrar la manera en la que todos buscamos mantener la autoimagen y el autoconcepto a manera de refugio, amparo y resguardo.

 ¡Bienvenido de regreso Dr. Freud! 

Recuerden: no es crítica, intento crear conciencia sobre la necesidad del enfermo. Comprensión y compasión, no lástima. Nadie se lo tome personal.  

Creo en una visión holística  del ser humano. Empero. En este momento, no veo la utilidad de «sermonear» a alguien, para quien bañarse y vestirse es una odisea. Aunque tengamos la mejor intención y venga del amor.

1. La amiga sublime

Es espiritual, conectada y admira a los maestros místicos. Medita, ve el aura, mueve energías curativas a distancia. Es sanadora natural o lo ha aprendido. Te brinda mucho apoyo a distancia:

• Mañana te vas a sentir bien, los planetas se están alineando, ¿qué día naciste?
• Te mando energía morada esta mañana. 
• A las personas con una buena energía interior, la Covid les da muy leve o no la pescan por ahí.
• ¡Qué raro que te dio así de fuerte!
• ¿Será algo de un chakra?
• Piensa amiga, ¿porqué grieta energética de tu cuerpo dejaste pasar la enfermedad?
• No duermes porque no meditas suficiente. La Covid no ataca al sueño.
• Necesitas curarte con terapia de sonido.
• Tu aura anda medio gris.
• Ora. 
• Paciencia
• ¡Relájate!
• ¿Hablas lo suficiente con tus células?
• Visualiza tus órganos sanos y así estarán.
• Tu cuerpo habló, ¿qué hiciste para llegar a estar así?
• No te preocupes, yo te mando desde acá descodificación genética.
• Practica atención plena ¡Es lo de hoy!

¿Cómo opera aquí su defensa? Sublima sus habilidades energéticas. A “ella no le va a pasar nada, como a ti”.  Ella vive aquí y ahora, eso la “salva”. Sucede a nivel inconsciente. Su energía la cuida.

Son sus barreras para enfrentar la realidad.

 2. La Doctora de cabecera

Sabe más que cualquier médico especializado. Tiene a los 20  mejores especialistas del mundo mundial. Si no avanzas es porque te tratas con otros médicos, no los suyos. Es racional, práctica y se conoce todo tipo de medicinas. Si te va mal con este pinche bicho, es porque no llamaste a su doctor o no le hiciste caso  a ella.

Se protege a sí misma con la racionalización y reprime su miedo al peligro con esa manera de abordarlo.  No le ha caído el veinte a nivel consciente de que los médicos también están aprendiendo sobre algo desconocido. Eso, aterra a cualquiera.

3. Maestra Limpia

Tiene terror de contagiarse. Sus manos ya no tienen piel suave de tanto jabón, gel y toallas Lysol. No se hace manicure para ver la mugre de sus uñas. Desinfecta, pone cloro, lo bebe (¡no lo hagan!), usa tres cubrebocas y se baña dos veces al día. No sale a ningún lado, aunque sea una urgencia. 

Es necesario adquirir estas medidas, indispensable. De acuerdo.  Pero, ella supone que la persona enferma ¡“algo” no hizo al pié de la letra! Por ende, la culpa del contagio. Se la buscó por irresponsable y sucia. A manera de castigo. Esta postura,  le da una falsa sensación de “control”. Le reprocha a otro  su propio temor , siendo excesivamente meticulosa con los demás.  Desplaza su ira  y miedo por la situación en otras personas.

NOTA: No quiero decir ¡corran a buscar a Covid!

4.  Negadora de oficio

Esto es un complot, una leyenda urbana, un invento, una guerra biológica o un arma política para desestabilizar al mundo. No usaré cubrebocas.  Las pruebas no sirven. ¡Hellouuuu summer! De una vez hagamos una fiesta Covid… Solamente les da a los viejos, a los ricos, a los que no se bañan, a los gordos y a los gatos. A los perros no.

Negar,  le ayuda a minimizar el impacto negativo de la realidad. A aislarse de lo que  acarrea: el dolor.

 5. Amo a las positivas pero, ¡no se la jalen!

Yo promuevo mantener una mente positiva, Es parte de mi trabajo, soy Maestra en salud mental. Sin embargo, como decimos en México, ¡no manchen!  

• Amigui, tienes dos opciones: quejarte porque te sientes mal o cambiar la situación.
• ¡Qué bendición! Te hará más resistente.
• ¿Ya reflexionaste qué te regaló Covid? Será todo un bello y revelador aprendizaje. 
• Esta experiencia te ayudará a valorar a tu familia…
• ¿Aprenderás a recibir o a dar? Busca lo bueno de esto.
• Piensa en algo lindo y la armonía regresa.
• ¿Qué te quiere decir la vida? Hay un mensaje.
• Elige al amor y no el miedo. Yo misma lo dije.  Es cierto, aunque, no es una verdad absoluta. El miedo baja las defensas. Sí. Empero, ¿Desaparecer el miedo sería la vacuna milagrosa que tanto esperamos?

Esta persona redirige sus emociones negativas hacia la felicidad, con dos rayitas de más… Evadiendo el malestar para que no forme parte de su experiencia significativa. Aísla lo que le genera un sentimiento desagradable.

6. Soy fit, bella y sana

Esta mujer tiene una vida cuyos intereses giran alrededor de su dieta, nutrición, ejercicio físico y belleza. ¡En un cuerpo sano no entra la Covid! Obvio ayuda, está comprobado, no hay manera de negarlo. Sin embargo, el ejercicio extremo, los suplementos, vitaminas, jugos milagrosos, artículos orgánicos y derivados del cannabis. ¡No “aseguran” tu salud! Es una verdad a medias,  no te salvan de este bicho. Cuiden su dieta, no se obsesionen… Ubiquen su miedo real. 

En fin, la lista podría ser muy larga, no es un tratado de psicoanálisis. Intento abrir su corazón. El aislamiento ha sido complejo, cruel, largo, cansado, con grandes consecuencias en la vida de todos.  Tanto en la salud física, mental y emocional.  

Lo económico lo dejamos para otro día. No quiero ser fatalista.

Las repercusiones de las emociones en la salud física y mental son innegables.  Pero, culparnos o responsabilizarnos de ser infectados en la pandemia por haber guardado, rencor, frustraciones, ira o cualquier otro sentimiento. Es un latigazo autoinflingido. Al menos, en este momento.  Dista mucho de ser una sana responsabilidad personal.

No seamos nuestros propios inquisidores. 

Soy una firme creyente de la belleza del proceso de encontrar el sentido, aprender de las noches oscuras y las crisis de la vida. Sin embargo, quien transita por la oscuridad ¡No ve! Lo hará después y lo último que necesita es una voz que le susurre al oído: es tu “culpa”, algo tenías que aprender, hiciste algo equivocado. “¿Cómo no has encontrado la voz del síntoma? ¡Piensa: Qué das, qué haces!” 

Las mujeres podemos ser muy duras entre nosotras, la sorodidad empieza aquí. Hoy.

Desde nuestra actitud de superioridad no seremos capaces de dar al otro ese AMOR del que tanto hablamos. Tristemente tampoco podremos darlo a nuestra propia persona. 

Los invito a vivir con empatía y compasión. Con humanidad y menos juicio. Sin “consejitis aguda”. Tal vez, el otro solamente necesita tu cariño. 

PD: Si te sientes mal,  pide ayuda médica calificada antes de tratar de procesar tus síntomas con tus conocimientos en «autoterapia» o terapearte con tu amiga con preguntas de este tipo: ¿qué emoción no he digerido?, ¿será estrés?, ¿qué palabras me habré guardado?, ¿acumulé mis frustraciones?, ¿trabajo mucho?,  ¿no he pedido amor?…

Atiéndete. La Covid sí mata.

Estamos en una PANDEMIA. Ya habrá tiempo de procesar y aprender. Hoy, esta enfermedad, ya ha cobrado demasiadas vidas. Si vas a hablar con un enfermo. Evita terapearlo. Cuida tus palabras.  Son importantes para él. Y hablan de ti…