Claudia me compró en un tianguis. Soy 100% poliéster lavable. Me escogió a mí porque soy negro y cuando sale a hacer sus compras, combino bien con toda su ropa. Sin contar con que en estos días, soy un artículo valioso y codiciado, llegan a pagar hasta veinte veces mi valor real. Soy incómodo pero me necesitan…

Mucha gente cree que mi vida es fácil, ¡no es así! Estoy pegado a la boca de Claudia y su respiración recae sobre mí mientras me usa. Hoy tiene un aliento ácido, no me gusta, espero que me lave al terminar el día.
Puedo protegerla del Coronavirus, relativamente… Sin embargo, soy incapaz de ayudarla ante la violencia psicológica y sexual de Juan, su pareja. Me gustaría hacerlo. Sus lágrimas saladas y mocos espesos salen por sus ojos y nariz de tanto llanto. Corroen mi tela. Me arde.
Me siento impotente, su boca se tuerce cuando recibe los insultos de ese hombre como si fueran espinas. Ella deja que las palabras de Juan se resbalen por toda mi tela y caigan al piso para no tragárselas y romperse por dentro en mil pedazos.
Puedo oler el miedo cuando se muerde los labios para callar su dolor. Algunos días su boca sangra de tanto mordisco para mantenerla cerrada. La sangre me mancha y sabe feo pero ella no emite sonido alguno. Suda, calla, sufre y llora en silencio.
Me lava por las noches y me pone a secar junto a su cama. Soy testigo del abuso. Su boca no está cosida. Juan es más incómodo que yo, la hiere y Claudia enmudece. ¡El miedo ha zurcido sus labios!

¡¡¡Wow, que fuerte!!!
Si está es la introducción…me parece que va hacer una lectura muy interesante.
¡¡¡Enhorabuena Ana!!!
Gracias Emma. espero que lo disfrutes.