A nivel emocional COMPARAR a una persona con otra genera mucho dolor, sentimientos de inadecuación, enojo y resentimiento.
Si eres un «comparador», ten cuidado; tal vez sin querer estés dividiendo a tus hijos, a tus amigos o a tu equipo de trabajo.
Se puede comparar a las cosas, a las personas nunca ¡ No generes dolor! Te comparto este cuento para reflexionar…
La tonta de la casa
Me llamo Julia, como mi mamá. Me imagino que ella hubiera querido tener como hija a una copia fiel del ideal de si misma, por eso desde que nací se ha empeñado en hacerme a su imagen y semejanza, el problema es que no ha podido.
Esto es más que un inconveniente porque todos los días desde que me levanto hasta que me acuesto hay algo que no hice lo suficientemente bien, ante sus ojos. Pero, para su suerte y para mi “desgracia”, tengo una hermana inteligente, flaca y bonita.
Hasta es güera. He vivido comparada con ella desde que nací.
Fátima es lo que ella hubiera querido ser. Lista, delgada, y rubia. Mi madre se pinta el pelo cada catorce días exactos para que nadie sepa que en realidad esa melena es de color negro.
Yo soy “mona regular”, como dice una de sus amigas, un muy buen término para definir a una mujer que estuvo como a cinco minutos de ser bonita pero no lo fue. Para colmo soy llenita, chaparrita y mi pelo es tan oscuro como el de un murciélago.
No soy muy aplicada, ni el kínder era la niña de las medallas, bueno, creo que me dieron un reconocimiento por “buena compañera” lo que a esa edad significa que no mordía a los niños de mi salón ni les pegaba el chicle en el pelo. Esas “travesuras” las hacía mi hermana, pero ella si tiene muchas medallas colgadas en la pared rosa de su cuarto, todas las que existen menos una: la de buena compañera. Y es que así “muy buena”, no es. Siempre inteligente, astuta y determinada pero fría e implacable, incapaz de ver a los demás y, como yo aparentemente no soy ni tan lista ni tan agradable pues me trata como si no existiera, más bien parece la mejor amiga y consejera de mi mamá. Siempre que hay que escoger algo de la casa o decidir entre un plan y otro, Fátima es la elegida para ayudar a resolver el dilema en turno de mamá, hasta le da consejos cuando se enoja con mi papá. Es tan inteligente…
Esta situación familiar pudo haber sido mi desgracia o mi salvación. Si lo pienso detenidamente, es mi salvación. Como soy invisible ante su mirada no hay expectativas que cubrir siendo quien soy. Ninguna de las esperanzas en relación a mi persona que han pasado por la cabeza a mi clan las he cumplido. Como dije al principio, no han logrado moldear a la hija que esperaban tener y ya han abandonado el intento.
Esa tentativa de mi madre respecto a mi vida falló, lo que me da tristeza es que no se da cuenta de que en el fondo somos parecidas, no muy agraciadas, de pelo negro y ella que “se cree” tan brillante e inteligente ¿cómo porqué se casó con un hombre como mi papá? Y yo, han de ver el primer novio que tuve, Roberto, era idéntico a mi padre, al menos lo corté cuando me di cuenta del parecido con él. Pude hacerlo a pesar de que “el agua me sube al tinaco con lentitud” o, eso cree mi familia.
Es cierto que, como soy “la tonta”, nadie se ha dado cuenta de mis planes, ayer que les dije a la hora de comer que me aceptaron en la facultad de medicina, casi se les cae la cuchara que sostenían en la mano. ¿Cómo? ¿A ti? ¿Para qué vas a estudiar eso? ¡Vas a tener que abrir muertos! Y así fue, ya pasaron los años y soy Médico.
Ahora puedo dar gracias a Dios de que fui la tonta de la casa. Probablemente no habría encontrado mi vocación de servicio, pero, como ni el hubiera ni el habría existen, tal vez, solo tal vez… ser “la tonta” me orilló a demostrar”me” que puedo ser lo que me proponga porque de tonta si no tengo ni un pelo…
MORALEJA: No podemos esperar que los demás sean como nosotros deseamos, esa actitud nos lleva a comparar y a no aceptar al otro tal y como es. Yo aprendo con esto que cuando espero que una persona sea como yo quiero que sea , esa persona no es la que me desilusiona son mis expectativas sobre ella las que me generan dolor. Y si por añadidura ¡la comparo! estoy generando en ella enormes sentimientos de frustración e inadecuación…
La protagonista del cuento es una persona que posee una buena resiliencia, es decir, gran capacidad de afrontar los hechos negativos o desafortunados de la vida y tiene el potencial de ir tras su felicidad. Desgraciadamente no todas las personas superan las adversidades de la misma manera.
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