La Covid 19 ha puesto al mundo de cabeza, nos ha descolocado en todos los ámbitos conocidos. Nuestra manera de responder ante la emergencia, también ha sacado partes de nuestra persona que tal vez ni siquiera sabíamos habitaban dentro de nosotros. Sombras.
La gente que no ha tenido opción de estar en aislamiento, ya sea por su situación económica o por la naturaleza de su trabajo, ha sobrevivido la pandemia como puede. Es un lujo «estar en cuarentena». No todos pueden hacerlo.
A pesar de lo difícil, doloroso y largo del asunto. han surgido nuevas «formas de ser y estar en el mundo». Aclaro, no están contenidas en el DSM-V (Manual diagnóstico de trastornos mentales) . Simplemente lo he observado por ahí…
El Covidiota: No usa el sentido común. Es irresponsable. No cree en la ciencia ni en las advertencias de los expertos. Se pone en riesgo y pone en peligro a los demás con sus acciones. Su película favorita es «Tres bodas y un funeral».
El Zoombie: Está convencido de que esta peste le ha traído una fórmula mágica de trabajo. Podrá monetizar su profesión en casa, sin consecuencias económicas o laborales a futuro. Todo lo hace empleando la aplicación Zoom o similar. Está feliz y realizado con la modalidad del teletrabajo. Es muy optimista, le espera un mundo nuevo y reinventado.
El Closetero: Se ha contagiado. Es Covid positivo, ¡no le dice a nadie! Mantiene el «secretito» en casa para evitar aislarse, eludir el chisme y ser señalado. Mas que estar enfermo, le preocupa que «se sepa» pues «la ropa sucia se lava en casa.»
Hay otra modalidad de Closetero. Es aquél que jura estar encerrado a cal y canto, no ver a nadie y ¡tómala! Puro cuento, anda en la calle como si nada.
El bloguero: Siempre ha deseado ser famoso y monetizar su Instagram. Tiene el sueño guajiro de ser una estrella en las redes sociales y ganar mucho dinero con sus pocos o muchos conocimientos, habilidades o estilo de vida. Cree que tendrá el efecto Andy Benavides a sus pies. Su fantasía es irreal, no es @andybenavidesm
El monje de clausura: Ya se hizo a la idea de que saldrá a la calle hasta 2021. La gente a su alrededor trabaja por necesidad, él no se mueve de casa ni para comprar víveres. Está esperando la vacuna. Es extremadamente consciente de las consecuencias del contagio. Su situación económica es preocupante aunque ¡nada puede hacer! por añadidura, ha perdido la libido porque «los nervios» lo tienen congelado en casa. Es fatalista.
El Dios Mexica: Usa el cubrebocas de taparrabo. Mejor no imagines ¡a qué olerá! Lo puedes ver caminando por la ciudad con la mascarilla colgando de un botón de sus jeans. Es primo del Covidiota.
El empleado del mes: Se ha vuelto muy productivo trabajando desde casa. Pasa doce horas frente a su computadora. Cumple un riguroso horario de trabajo. Es responsable y leal a su empresa. Eso «asegura» su futuro laboral. Obviamente, jamás estaría en los grupos de WhatsApp porno expuestos en estos días. Es una persona respetable.
El empleado explotado: Recibe su sueldo íntegro. Trabaja para una gran empresa sólida. Hace Home Office desde marzo. está feliz con esta nueva manera de trabajar. Tal vez ponga un pié en su oficina por algo necesario, sin embargo, lo hace con mucho enojo porque sus jefes lo ponen en riesgo. Con lo que hace desde casa siente que «lo traen en chinga». PD. El Home Office de esta persona cambia de locación porque lo puede hacer desde Acapulco, Cuernavaca, Valle de Bravo, Ixtapa o desde cualquier lugar del mundo. No ubica que no está de vacaciones.
En fin, no te quiero atarantar con tantas descripciones. Seguramente ya estarás imaginando otras. No podemos dejar fuera al Control Freak, la Super Mom, la Monster Mom, el Esposo Desesperado, Don «Horarios», El Gordillo Asustado, El Lic. en Covid, La «Marie Kondo» Mexicana, Doña Hipocondrías, El Chef, Don Salud, Mister Músculos…
¿Se te ocurre alguno?
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Ana Goffin dice
Gracias Marce. Un abrazote