
Erróneamente creemos que el abuso se da en comunidades marginadas o que viven condiciones extremas, esto es real, solo en parte. El abuso sexual se presenta en todos los sectores sociales y muchas veces el agresor es un familiar cercano (padre, tío, hermano).
Quien abusa elige abusar. No sufras en silencio, no eres culpable.
Es un asunto que cae en el ámbito de la violencia y definitivamente no es legítima ni se justifica de ninguna manera. Lastima y duele física y, emocionalmente. El problema es que el abuso traumatiza y desorganiza la mente o sucede que, la persona desarrolla mecanismos de defensa muy fuertes que dificultan que la experiencia traumática se hable y se atienda. ¡Hay que reparar el daño en la víctima! Parece simple, no lo es.
¿Qué sucede cuando este abuso sucede en casa? Crezco pensando que es “normal” que mi padre u otro hombre de la familia abuse sexualmente de mi y cuando la madre es la que tapa la situación, por miedo, el daño es aún mayor.
En la mente se mezclan el dolor, la rabia, el amor, el miedo y otros sentimientos que crean mucha confusión: ¡ Me lastima quien “me ama”!
A esto se suma el hecho de que las neuronas espejo que, son la base de la empatía, resultan ser muy sensibles al desamor, al abuso y al trauma. Por eso la víctima puede convertirse en victimario cuando no ha sido atendida y acompañada para sanar y ver la historia de su vida desde su capacidad de resistir y de sobrevivencia.
Sí es importante reconocer la capacidad de afrontar las situaciones difíciles de la vida de una persona que a sufrido abuso. Es decir, aunque el impacto del trauma es variable la persona abusada necesita reconocer sus habilidades y recursos para salir adelante.
Es común sentir culpa ¿cómo no pude evitarlo? Y también es real que la víctima tiene menos poder que el abusador hasta que, habla y el silencio rompe la cadena de mentiras y falsas lealtades. Sin embargo, estas situaciones son como tsunamis para las familias por lo que necesitan ayuda profesional ya que el agresor seguramente se va a enojar porque la red de secretos se ha roto. Habrá que tomar medidas de protección.
Recuerda: ¡Pide ayuda! El silencio es tu peor enemigo…
Lo que ve la gente que rodea a una persona abusada sexualmente, es solo la punta del iceberg.
Lo que pasó ya pasó y esa historia no la podemos cambiar, lo que sí podemos es interpretarla de otra forma. El valor que le damos a nuestra persona habrá de ser reconstruido desde otro lugar: desde las fortalezas que sí tiene la víctima que, en realidad es un sobreviviente y bajo la premisa de que la persona vale por sus propias acciones y virtudes, nunca por los hechos que no pudo evitar, dado que, sucedieron así porque alguien con mas fuerza cometió un delito que no había forma de impedir en el momento que sucedió y en las condiciones de vida de ese tiempo.

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